Es muy suave al paladar, tiene una textura cremosa y ese pequeño toque ácido mezclado con el sabor a chocolate que la hace deliciosa. Tomada bien fresquita es ideal para los días de calor, aunque está tan rica que nos gustará durante todo el año.
Tiene la ventaja que no necesita horno, que ahora en verano nos da hasta miedo encenderlo🙈 Lleva poquitos ingredientes y muy sencillos, de los que todos tenemos por casa.
Aquí os dejo la foto de la tarta de donuts que también me la hice para mi cumpleaños.
INGREDIENTES:
500 g de nata 835% M.G.
400 g de leche condensada
160 g de zumo de limón
100 g de leche entera
2 hojas de gelatina
PREPARACIÓN:
Mezclar al nata con la leche condensada, remover bien.
Sacar el zumo a los limones e incorporar a la mezcla de nata y condensada, hazlo de una vez porque si lo haces de poco a poco se puede cortar. Mezcla bien hasta conseguir una crema.
Poner a hidratar las hojas de gelatina en agua fría durante tres-cuatro minutos, calentar la leche y disolver en ella la gelatina bien escurrida de agua y mezclar con la crema de nata y leche.
Forrar un molde rectangular con papel de hornear y poner una capa de crema en el fondo, encima una capa de galletas de chocolate.
Volvemos a poner otra capa de crema y otra de galletas.En total serán cuatro capas de galletas y cuatro de crema, quedando la última capa de galletas.
Dejamos que enfríe y guardamos en el frigorífico hasta el día siguiente que desmoldaremos y adornaremos a nuestro gusto.
Yo tan sólo le he puesto unas frambuesas frescas con un poco de azúcar glas y unas hojas de menta, quise dejarla así de sencilla.
Y así es como queda el corte.
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