Desde tiempos remotos es costumbre almacenar conservas de frutas y vegetales de verano, para cuando en invierno no hay o su precio anda por las nubes poder tirar de ellas para su consumo.
Yo aprendí esta costumbre de mi abuela y mi madre, desde bien chiquinina todos los veranos me ponían con ellas para que aprendiera como se hacía.
Mi abuela me contaba que esta tradición había cambiado mucho desde que ella aprendiera de sus padres hasta entonces, por ejemplo en la forma de envasar la fruta, tenían que cortarla bien fina para poderla entrar por la boca tan estrecha que traían las botellas de cristal de aquellos entonces y para taparlas usaban tapón de corcho, para cocer las conservas lo hacían en grandes candelas que encendían en la chimenea, ¡que calor! en julio y agosto con candelita, no te digo ná; después ya cambió la cosa bastante y empezaron a llegar los botes de zumo con boca más ancha a la de las botellas y con su tapón hermético, ¡vaya diferencia a la hora de envasar! también cambió la forma de cocerlos, ya nada de candela o por lo menos en mi caso, ahora es más cómodo y menos caluroso ya que tenemos la ventaja de poderlos hacer con los anafes de gas y esto si que cambia, ni la mitad de calor se pasa.
En fin no deja de tener su trabajito el envasado de conservas, pero después en invierno cuando no hay frutas o vegetales de temporada lo buenas que están, el sabor es único, nada comparable al otro.
La conserva que os traigo hoy es la de tomate, un producto que ahora abunda y que en mi caso son ecológicos 100% nada de cositas raras para hacerlos crecer, solo sol, buena tierra y mucha agua.
Estos son de la huerta de mi suegro que todavía y con 83 años la siembra para que sus hijos tengamos de todo. Mirar que preciosidad.
El uso que podemos darle a esta conserva es mucho, ya que lo podemos utilizar para guisar, para salsas, hacer tomate frito, para gazpacho que en invierno está riquísimo, para picadillo, para acompañar ensaladas, en fin para el uso que cada uno quiera darle.
Y ya paso a contaros como me enseñaron y como todavía lo sigo haciendo.
INGREDIENTES:
tomates............. muchos tomates
PREPARACIÓN:
Lavamos los tomates para quitarle la posible tierrilla que traigan.
Ponemos agua a calentar en una olla amplia, cuando esté a punto de hervir vamos echando tomates a los cuales le habremos abierto una cruz en el "culete" dejamos dos minutos y sacamos; vamos escaldando más hasta terminar con todos.
El siguiente paso será pelar los tomates y quitarles el pezón verde.
Después troceamos los tomates (a mi me gusta que los trozos sean grandecitos pero lo podemos hacer a gusto de cada cual) escurriremos la pulpa y todo el caldo que le podamos quitar
y nos disponemos a meter en los botes escaldados.
Vamos metiendo trozos de tomate, al llenar medio bote le introducimos un palo (yo utilizo el mango de un mortero que tengo destinado solo para este fin) no tenemos que dejar ningún hueco de aire si no se estropearían, acabamos de llenar justo hasta el borde del bote y ponemos la tapa.
Esto lo haremos hasta terminar con todos los tomates que tenemos picados, después volvemos a revisar que la tapa esté cerrada a conciencia y metemos en un recipiente (en mi caso un bidón que tengo solo para esto, concretamente este bidón me hace para 14 botes del tamaño que veis en la foto) cubrimos de agua, tapamos y lo ponemos a fuego fuerte.
Cuando el agua comience a hervir contamos 15 minutos y apagamos.
Dejamos los botes dentro del agua hasta que ésta enfríe por completo, después sacamos, dejamos secar el bote, ponemos la fecha de envasado y listo.
Esta conserva puede llegar a durar unos dos años en perfectas condiciones.
Yo utilizo botes de mayonesa, para mi son del tamaño adecuado y la boca la tienen bien anchita.
Y aunque larga la entrada espero que os sea de mucha utilidad.